María Suárez Toro,
6/7/15
Introducción:
Este comentario fue presentado en el Foro:
El ordenamiento costero en el Caribe Sur realizado el día 6 de agosto del 2015, a las 9:00
a.m., en la Sala de Exrectores Biblioteca Joaquín García Monge, Campus Omar
Dengo, Heredia, a
iniciativa fue convocada por la Universidad Nacional.
Expositores fueron Carlos
Morera de la Escuela de Geografía de la Universidad, Enrique Joseph y el
Regidor George Brown, ambos de la Municipalidad de Talamanca y esta servidora.
Nota:
una síntesis apretada de 15 minutos fue presentada allí, ofreciendo la
ponencia/comentario en forma escrita posteriormente. Además, dado que grabé la actividad,
eventualmente publicaré las demás ponencias.
Decirles que poder sentarnos a escuchar, escucharnos y dialogar con los universitarios fue existoso, pues cada quien reconoció aspectos importantes de los aportes y pudimos escucharnos hablar de retos y obstáculos tranquilos y respetuosamente. Eso me alegró mucho.
Comentario
Han
sido fuerte las constantes amenazas de demoliciones, la confusión sobre los
orígenes de las que ya se hicieron y la incertidumbre creada por la falta de
información sobre las alternativas para proteger las posibilidades de
permanencia con seguridad jurídica de una población costera.
La
dejadez discriminatoria de los gobiernos y el estado durante mas de un
siglo y, el propio empuje y creatividad
de una comunidad que desde que fundó los poblados, siendo entonces propietarios
para luego con la ley de ZMT pasar a ser apenas “posesionarios”, ha sido una
experiencia altamente discriminatoria.
“Las comunidades del Caribe Sur: Cahuita, Puerto
Viejo, Manzanillo y Gandoca, se formaron y crecieron por sí mismas donde las
carencias y el aislamiento, unido a la falta de interés de los gobiernos
centrales, promovieron que la gente buscara y encontrara sus propias
soluciones. En estos poblados se desarrolló una economía
familiar sustentable que previó, desde el inicio, la necesidad de
mantener la armonía con el ambiente. Se tuvo la visión del potencial de su
entorno y se aprendió que, en la relación con la Naturaleza, estaba la
fuente de su propio desarrollo social, económico y humano. ” (Tomado de un documento firmado por las de 521
personas y entregado al Presidente Solís el pasado 30 de agosto.)
Nos
ha llegado ahora el empuje de la globalización de los modelos turísticos de
mediana y tal vez gran escala eventualmente (a juzgar por los proyectos que ya
la comunidad tuvo que repeler, como el intento de explorar y explotar petróleo
y el intento de crear una super marina de barcos de lujo), en un contexto y un
momento en el que se sortean los derroteros del Caribe Sur en al menos dos
líneas que todavía no parecen encontrarse: la de la globalización y la propia,
que, recogiendo de su propio legado histórico, defina como actualizarlo.
No
tiene que ser dicotómicas si se promueve una participación equitativa y en
igualdad de condiciones en la mesa de negociación sobre los derroteros. Pero
eso no ha sucedido todavía.
Hay
que acotar que el modelo histórico ha sido exitoso en muchas cosas que hay que
reforzar y ha sido deficiente en otras que hay que corregir.
Entre
las vulnerabilidades están:
1. A falta de un estudio de capacidad de carga de la zona,
los planes de desarrollo podría estar vulnerabilizando la región del Caribe Sur
a punto de extinción.
2. Se han desarrollado prácticas no legales que han
vulnerabilizado las formas de vida y la seguridad de habitantes, así como la
democracia, en tanto la ilegalidad misma vulnerabiliza en sistema legal.
3. La deuda histórica del estado y el gobierno de Costa Rica
para con los derechos históricos ha sumido en una inseguridad – no sólo
jurídica – a la población en su conjunto con una tendencia la dejadez en cuanto a la participación en
definir ese derrotero.
4. La falta de inversión social en el cantón de mayor
riqueza y aporte ambiental al país (en tanto el 92% de su territorio es
protegido de alguna forma), ha significado la expulsión de jóvenes y familias
históricas que ya no pueden hacer un sustento legítimo y a otros los ha
empujado a formas no legales de sobreviviencia.
5. La discriminación étnica en las políticas públicas ha
significado una pérdida paulatina de valores culturales en todo los ámbitos de
la vida social, económica y cultural del país.
6. Los indicadores de salud, educación, empleo y seguridad
evidencian todo lo anterior.
Fortalezas, (al menos algunas pocas):
1) Pueblos que han heredado una cultura de
solidaridad, frugalidad y autoestima que ha propiciado que existan en el Caribe
Sur unas características especiales que no se encuentran en otros lados y que
son su fortaleza: una multiculturalidad con una matriz histórica
afro-costarricense e indígena que le abrió paso a una forma de vida integrada
que no separó la cultura del cuido del entorno que le dio sustento y que supo
combinar formas de producción para los buenos y los malos tiempos: pesca,
siembra, construcción, comercio a pequeña escala y mas recientemente turismo
ligado a la forma de vida y protección del entorno. para los buenos y los malos tiempos: pesca, siembra y que supo
combinar formas de procussiar y explotar petr
2) Una forma de vida en la que la gente se acostumbró a lograr por sí mismas lo que poseen, con una
herencia de lucha y redes comunitarias.
3) Su estilo de vida, su acervo cultural y la belleza del lugar son sus grandes
atractivos turísticos.
4) A raíz de la crisis
del cacao, por causa de la monilia, la zona ha venido desarrollándose a base de
un turismo en pequeña escala combinado con producción, pesca y construcción.
5)
Se respira un ambiente
de libertad y amistad que es muy preciado por todos los que llegan y sobre todo
por quienes han construido ese ambiente.
Amenazas:
El documento comunitario
presentado al Presidente, dice así: “De no abordarse a tiempo y en forma
adecuada la problemática de inseguridad
juridicial que le abra paso a un
equilibrio que estabilice la zona, el Caribe Sur puede quedar atrapada por
proyectos ajenos a los mejores valores de la historia costarricense: el
equilibrio, no solo entre su gente y su ambiente, sino también entre los
poderes del estado, los gobiernos y la participación ciudadana directa, que
conforma el tejido social que puede contrarrestar modelos depredadores y
especuladores que poco tienen que ver con la democracia, el equilibrio y el desarrollo sustentable.”
¿Qué se podría
estar debatiendo?
Estoy
representado aquí en este Foro, no a un determinado grupo y otro de los que
pertenezco en la comunidad, sino que represento a los sectores críticos en
ella.
Esos
que en lugar de regirnos por lo que nos presenta el panorama de la globalización corporativa del
turismo, en lugar que tragarse el cuento
de que es la única alternativa que queda en el mundo, rechazan ese supuesto
“mal menor”, buscando lo “MEJOR” que anuncia muchas veces una búsqueda
enraizada en la historia y características
de la zona para definir los derroteros.
No
es porque los sectores críticos de la comunidad seamos sabios o sepamos mas, es
tan solo porque todavía no hemos sucumbido a la que el científico ecologista
argentino, Jorge
Mario Bergoglio, (conocido
por muchos como el Papa Francisco) llamó en Perú, “el cáncer de la desesperanza”
esa que describió como la que lleva a la gente a dejar de luchar por la mejor
vida que se pueda tener.
Es
esa tendencia que el ambientalista social, Bergolio, describió así: “que cuando
parece imposible enfrentar las situaciones, entonces la desesperación termina
ganándonos el corazón y en un corazón desesperado es muy fácil que gane espacio
la lógica que pretende imponerse en el mundo, en todo el mundo, en nuestros días.”
Yo
les llamo la tendencia minimalista, que en la cultura tica le decimos “aceptar
el mal menor”, en lugar de aspirar a construir el bienestar como tal.
Una lógica que según él
ambientalista social, busca transformar todo en objeto de cambio, todo en
objeto de consumo, todo “negociable”.
Una lógica que pretende dejar
espacio a muy pocos, descartando a todos aquellos que no «producen».
Para muchos nuestra forma de vida
es considerada “improductiva”… ¡Claro!
Si cada quién es dueño de su negocio y de su forma de vida y lo comparte
con sus vecinos, quién se lo va a poder expropiar.
Por eso esas tendencias de la
globalización se han concentrado en la expropiación de la tierra, porque con
eso se va todo lo demás solito.
En el Caribe Sur henos dicho lo
mismo de otra forma.
Los pueblos ubicados en la
costa del Caribe Sur costarricense
enfrentan una peligrosa situación como parte de un modelo de
globalización que está impactando al mundo entero… El modelo de desarrollo
turístico de la globalización corporativa se centre en la mercantilización de las riquezas ambientales, con fines de
lucro, en detrimento del bienestar de los pobladores y de los ecosistemas
naturales. De aquí que el Caribe Sur,
esté en el ojo de quienes ven en esta zona una mercancía de alto valor
económico sin importar la protección ambiental ni el futuro de sus habitantes.
Y el Dr. Justin Garvey, hijo
del legendario afro descendiente Marcus Garvey, cuando nos visitó el septiembre
pasado, lo expresó de la siguiente manera. “La perspectiva de la globalización
no es la de fortalecer comunidades, sino de deshacerlas para controlar sus
recursos naturales.”
Yo
represento aquí a la gente que no ha caído en la desesperanza. Y eso hace que
estemos permanentemente re-pensándonos como comunidad y proponiendo
alternativas para resolver los serios problemas que nos aquejan en el Caribe
Sur en este momento, tratando de integrar los elementos fragmentados, pero
hacerlo de la comunidad.
Les
voy a dar un ejemplo para tratar de que se entienda desde dónde venimos.
Cuando
nosotros, como comunidad, nos metimos en la discusión de las propuestas del A y
A para hacer un emisario submarino en Puerto Viejo ese año y el año pasado, cuestionamos
el impacto negativo que el propio A y A no había tomado en cuenta en su pre
estudio, pero además presentando alternativas viables para evitar ese
impacto.
En
ese caso, parecía a todas luces, que aunque en la zona vivimos mirando el mar,
desgraciadamente nuestras decisiones políticas demasiadas veces se toman
dándole la espalda al mar.
No
se había considerado el impacto de un emisario en los arrecifes, los corales y
la vida de la comunidad, que es pesquera y en la que parte de su trabajo
turístico es llevar gente a pescar y apreciar esos corales y arrecifes.
Hasta
que los pescadores y pescadoras plantearon eso, la única consideración
“turística” era si las aguas semi tratadas se devolverían a las orillas donde
se bañan los “bañistas”.
Agraciadamente
la comunidad, con el A y A, la municipalidad y las asociaciones de desarrollo
llegaron a la conclusión de que el proyecto no era beneficioso y se ha adaptado
para no tirar al mar aguas sin tratar.
Otro
ejemplo fue la dinámica en la promoción de nuevas leyes que hace ya dos años
trataron de resolver el problema de la tenencia de la tierra en las zonas
costeras.
Una
apreciación de “urgencia” y de “mal menor” ante la amenaza de demoliciones hizo
presión por la aprobación de leyes, sin consideración de factores que impactan
a la población mas vulnerabilizada, por ejemplo los cánones, las posibles expropiaciones sobre el asunto de las construcciones existentes.
Pero
la premura y el manejo de correlación de poderes en la pasada asamblea
legislativa pudo más que las ganas de tomar en cuenta consideraciones que a la
postre podrían tener un peor impacto.
Y
ahora estamos en problemas mas complejos, como veremos mas adelante, porque
estamos mas o menos en un “limbo” en cuanto al marco legal en el que se enmarcará un Plan Regulador
eventualmente, porque no se sabe qué leyes nos van a aplicar, mas allá de la de
ZMT que nos ha hecho precaristas.
No
se sabe si esas otras leyes van a quedar o van a ser derogadas.
En
ejemplo es lo que ha ocurrido con la Ley de
Reconocimiento de los Derechos de los Habitantes del Caribe Sur, ahora Ley 9223 desde que fue aprobada el 8 de abril del 2014. Muy
recientemente, en ejercicio de su nuevo derecho adquirido con esa Ley, cuando algunos
de los empresarios que compraron tierras que antes de esa ley fuesen parte de
REGAMA y ahora han quedado desafectadas presentaron gestiones para inscribir la
propiedad de esas tierras, el estado le ha dicho a la municipalidad de
Talamanca que no puede hacerlo hasta que se resuelvan los recursos de
inconstitucionalidad que tiene esa Ley.
Total,
la gran prisa por salir del REGAMA para contar con seguridad jurídica ha
quedado igual o peor en este momento, precisamente porque no se sabe en qué
quedará eso.
¡Tanto
que insistimos en que llevaran el proyecto de ley a revisión en Sala IV antes
de aprobarla!
¿Y qué con un Plan Regulador?
Y
mientras tanto, queremos un Plan Regulador sin saber en qué régimen costero se debería
enmarcar, mas allá de la ley de ZMT, que a todas luces es insuficiente para
resolver la problemática costera, sobre todo las del Caribe Sur.
Somos
una comunidad que quiere resolver problemas como los del ordenamiento
territorial regulado. Pero
no tenemos consenso acerca de cómo lograrlo porque no se ha puesto sobre la
mesa las alternativas de desarrollo de las cuales estamos hablando y no hay una
sola.
Por
ejemplo, ¿Quién dijo que un Plan Regulador “Turístico” es la única o mejor
alternativa?
Claro
que somos una zona que vive del turismo, pero es gente concreta, pobladores y
pobladoras, habitantes, lo que viven del turismo, combinado con los demás
aspectos que configuran la vida de la comunidades del Caribe Sur y que describí
antes arriba.
En
Guanacaste sí hay territorios turísticos: son zonas aptar para hacer negocios
turísticos, donde ya no hay gente porque fue sacada para que abrirle paso a los
negocios de otros.
¿Por
qué el Caribe Sur no puede ser visto como una zona “especial” cuyo punto de
inflexión para todo lo demás, sea su aporte cultural que le ha dado vida y que
es lo que parecía el propio turismo, pero sobre todo quienes vivimos ahí?
Visto
así, una regulación tendría como referente el reconocimiento, la protección,
promoción y aprovechamiento sustentable, de una particularidad que no hay en
ninguna otra parte.
Así,
aún desde el punto de vista turístico, que es una preocupación de toda la
comunidad también, porque es fuente de vida, sería enfocado desde su oferta
cultural para que el turista pueda conocer y disfrutar de una ambiente único,
promocionado como tal ,pero porque se ha regulado desde su dinámica vivencial
histórica, no desde sus recursos a
explotar.
nde vamos?s? ¿Para d!>ños 70, vien ahora a volver
a declarar la zona como de " son su verdadero sabor. los demas sectores
crient
Propuestas
En
esta ocasión referente a un plan regulador, esa expresión crítico/propostiva de la comunidad que yo represento aquí, lo que quiere promover varias dos cosas:
Que
la toma de decisiones comunitarias sea
INFORMADA, bien informada, para que pueda aportar su camino, no solo
adoptar.
Ustedes,
los técnicos/académicos en la materia en esta universidad, mejor que yo saben:
que la razón de ser de que un Plan Regulador deba ser aprobado en su totalidad
por una comunidad es porque saben que su implementación exitosa solo es posible
si la comunidad lo conoce, lo apoya y lo impulsa.
Debo
reconocer que la actual administración de la municipalidad de Talamanca ha
trabajado mucho y pasará a la historia como la administración que empujó al
fin, para que las instituciones nacionales hagan los estudios que se necesitan
para tomar las decisiones sobre la regulación del ordenamiento.
La
administración que promulgó hacer los estudios necesarios para tomar decisiones
enraizadas en el agua que hay y no hay, además de su calidad, el impacto en el
terreno, el uso de suelo y el impacto en los mares, que es la mayor debilidad
de las que se han hecho, como ya expliqué antes.
Pero,
mas allá de es mérito, todo está por verse, porque se han quedado patinando en
las fragmentadas y limitadas alternativas que nos presenta el limbo que existe
mientras no se valoren estudios que si existen y que son muy claros, mas los
han ignorado.
En
el caso del Caribe Sur, ya Carlos Morera y Carlos
Sandoval Murillo de esta universidad lo
dijeron en su estudio paisajístico de hace 6 años publicado en una revista aquí
bajo el titulo: “Estructura del Paisaje y desarrollo turístico en Cahuita, Talamanca”
que, basados en un estudio de 40 años del Distrito de Cahuita, concluyen que ha
sido esa economía local la que ha protegido la naturaleza y la cultura. Señalan que “la oferta a pequeña
escala, con una alta participación de los pobladores locales, ha generado un
sistema turístico basado en diversidad de recursos como la cultura, la playa y
la naturaleza, que capta un segmento diferente al que se oferta en el producto
turístico nacional.” Concluyen que “lo anterior, puede ser un indicador que
potencia la transformación del turismo se transforme en dinamizador del
desarrollo local. La actividad turística generada en el área de estudio emerge
aprovechando esas condicionantes multiculturales, y de presencia de cobertura
natural.”
Sus conclusiones en una presentación el año pasado:
•
El modelo turístico dominado por
empresarios nacionales de pequeña escala, no ha generado grandes amenazas a la
conservación ecológica del área de estudio.
•
El área de estudio presenta una alta
tendencia a la restauración ecológica, especialmente, ligado a los espacios
protegidos (Parque Nacional Cahuita, Refugio de Vida Silvestre Gandoca-
Manzanillo y Reserva Indígena Cocles).
Reconocer
que es urgente y necesario un Plan Regulador para la zona, pero que todavía
está por verse si los estudios ambientales, pero también los sociales y
culturales, plantean que lo mejor es un Plan bajo una Declaratoria Turística o
si hay otras consideraciones para que la zona sea declarada de otra manera,
protegiendo su aporte cultural, por ejemplo.
No
se si una Declaratoria Turística del ICT actualmente es el mejor marco para la
zona. Hay que abordar eso porque la
tendencia del ICT no ha sido exactamente integradora de los factores que
caracterizan a Talamanca, esos factores que son su verdadero sabor.
¡El
ICT, como el los años 70, viene ahora a volver a declarar la zona como de
“aptitud turística” sin consideración de un solo estudio!
¿Qué
pasa, pues? ¿Para dónde vamos?
Otra
posibilidad, como la que le presentó la iniciativa comunitaria al Presidente
Solís hace un año, es su tal vez lo que urge en referencia al Caribe Sur es
definirlo como una zona que requiere consideraciones especiales para las cuales
las leyes fragmentadas (ambientales unas, culturales otras por su lado, o
sociales en su dinámica propia, o marítimas considerado no solo que es costera,
sino que esos mares son especiales, o las económico/turísticas por otro lado)
pueden encontrarle una salida viable y justa a lo que hay en el Caribe Sur, que
constituye un aporte tremendo a los retos del presente y futuro que se plantean
para la humanidad en el planeta.
Porque,
sépase claro. No estamos hablando de volver al pasado. No. Todo lo contrario,
lo que se juega en el Caribe Sur es lo que tanto reclaman los actores críticos
del plantea para que la humanidad pueda seguir viviendo sustentablemente aquí.
Esa
es una consideración general.
nte posteriormente, no a la inversa.por ello menos
importantes. Pna una reuni lo que que yo le llamo i, lo que todos queremos: Pero hay otras mas puntuales, pero no por ello
menos importantes.
Para
tomar decisiones informadas, urge al menos lo siguiente:
1.
El transitorio que se ha aprobado es
hasta que esté vigente el Plan Regulador, como bien han explicado en sus actas
los miembros de la comisión municipal sobre el tema. Y en ese sentido han trabajado mucho, pero
saben que las cosas van a cambiar después, sobre todo en puntos medulares como
los cánones, que son un Talón de Aquiles.
La gente debe saber lo que viene después, no solo el
amortiguamiento que se hace en el transitorio “para que la gente de acerque a
pagar”, como dicen. Es adecuado aprobar un Plan transitorio CON CONSIDERACION a
su referente permanente posteriormente, no a la inversa.
Serán los mas pobres y como dice Roli cada vez que
defiende el tema, “la población nativa” la que puede ser la mas impactada.
2.
La zona, marítima en su naturaleza, es tan
frágil y sus humedales tan relevantes, que el mapa de los humedales debe ser
los reconocidos por RAMSAR y no unos hechos por ACLAC ahora, que están dejando por
fuera zonas que han sido secadas ilegalmente.
Todo
por cuanto ello reduce zonas de protección de importantes zonas marinas para
las cuales esos humedales son un amortiguamiento importante en la protección de
arrecifes, corales y zonas de desove de tortugas marinas. Caso Playa Negra y
Bluff de Cocles.
Es
adecuado que una propuesta para un plan transitorio reconozca un humedal con
las colindancias que ha tenido cuando se declararon humedales y con su
respectivo estudio de impacto de la manea como afectará los mares, no solo el
terreno.
En
este punto no les voy a preguntar si es cierto o no porque eso si es mi
especialidad. Soy pescadora y como tal, se a ciencia cierta que cualquier
humedal es el primer colador de sedimentos y basura que baja hacia el mar. Es por los humedales que en el Caribe Sur
todavía tenemos los corales y arrecifes que existen a pesar de lo que tiran
hacia las costas las bananeras y otras formas de producción.
Fue
cuando los pescadores y pescadoras llevamos al oceanógrafo Guillermo Quirós a
dar un paseo por el lugar donde el emisario submarino hubiese tirado las aguas
sucias y cuando allí, en ese preciso lugar, pescó una macarela en el banco
marino de ellas, que se dio cuenta de la conexión que estábamos haciendo entre
la vida de la pesca, el turismo y el mar.
No es ecologismo, es a lo que yo le llamo la disciplina que no es una
disciplina todavía, aunque ya es hora de que lo sea “la sociología marina”.
¿Dónde
en la valoraciones está el impacto en los mares?
3.
Todas las comunidades deben participar
activamente en la adopción del un Plan Regulador.
En el caso del Caribe Sur no
es del caso, ya que Cocles, entre siendo un territorio muy importante en la
zona debido al lugar que ocupa en cuanto a humedales, arrecifes, colindancia
con Kekoldi, cantidad de población, etc. no ha sido incluida del todo en la
participación.
Pero esa no es la única
valoración. En el Caribe Sur estamos en
este momento “chineados” en cuanto a participación ciudadana y eso es el
referente que tenemos y que queremos ver el relación al Plan Regulador.
Hay que reconocer que en
este momento hay Sub comisiones dónde se recoger “observaciones” a un mapeo y
sus criterios (que no es el Plan como tal).
Y ya las sub comisiones le dirán a la comunidad eventualmente su
valoración sobre esa participación.
Pero eso no puede
considerarse como la participación y punto, ya participaron.
Estamos chineados por la
experiencia de participación y la metodología del Plan Territorial Quinquenal
para Talamanca y Valle de la Estrella. Hubo talleres, hubo asambleas y hubo
información recogida de las comunidades, no solo llevada a ellas. Y el
resultado es un plan en el que las comunidades se ven reflejadas, no solo
“representadas”.
Y lo mismo pasó con el A y
A para el asunto del emisario submarino. Muchas veces vinieron los
funcionarios, explicaron, pasaron material ágilmente, etc.
La forma de participar la
comunidad para adoptar su plan está por verse: conocer los estudios cuando
estén, aportar a las consideraciones que haya que hacer cuando se tengan los
estudios, conocer el borrador del plan cuando esté… etc.
4.
La población debe ser debidamente
informada sobre la naturaleza de las decisiones que debe tomar, en relación a
las leyes del país que inciden el Plan Regulador.
En
este momento están pendientes recursos de inconstitucionalidad de dos leyes que
tendrían un tremendo impacto de acuerdo al desenlace de esos recursos. Aprobar
un Plan sin esa consciencia y conocimiento del impacto de su resolución no es
adecuado.
Es
cierto que la Municipalidad de Talamanca es nuestro gobierno local, es cierto
que el Plan Regulador puede que esté apoyado en el Plan de Desarrollo
Territorial del quinquenio, pero no están ninguno de los dos por encima de la
legislación nacional, que para nuestro caso, está afectada por las leyes.
5.
Y un problema mas de fondo es que sin una
consideración especial, el destino del Caribe Sur podría estar amenazado de
desaparecer o a convertirse en otra cosa radicalmente diferente de lo que es
ahora, por cuanto históricamente su desarrollo ha estado basado cultural,
comercial y socialmente en los 50 metros.
Y
ese es el segundo Talón de Aquiles del Plan Regulador, porque como dice el
documento comunitario citado,
“Paradójicamente esa ubicación
original en la zona costera es la que hoy está generando serios problemas
ya que el corazón de los pueblos del Caribe Sur se ha desarrollado en lo que
hoy se ha definido como la Zona Marítimo Terrestre (ZMT). La
situación más seria es que la zona comercial de Puerto Viejo y Cahuita está en
los primeros 50 m., lo que implica que de acuerdo a la legislación moderna
todo lo construido en esa franja a lo largo de los años, tendría que
desaparecer. Cabe destacar que en el Caribe Sur, la ocupación en los 50
ms. por parte de los establecimientos actuales, no impide en absoluto el
derecho de acceso a las playas, respetando así el motivo por el cual se
declara esa zona inalienable a fin de evitar que las playas se
privaticen. Además de ese peligro existe mucho interés en convertir
todos los 200 m. en zona turística de mayor escala, lo cual supone la
imposición de cánones altos que no estarían al alcance de los bolsillos de los
actuales pobladores y ocupantes. La consecuencia es que
familias enteras serían desalojadas y desplazadas, con lo cual el Estado,
que debe velar por el bienestar de los ciudadanos, se enfrentaría a un gran
problema social, político y económico.”
Quiero terminar, haciendo un
llamado a las universidades y los organismos a responder a la solicitud de
apoyo que hace la municipalidad par que se hagan los estudios necesarios.
Ello por cuanto son una necesidad
para CUALQUIER alternativa de ordenamiento territorial que a la larga se
perfile y se adopte.
Nosotros en la comunidad nos
encargaremos se velar porque se usen bien y creativamente para proteger valores
muy preciados que hay en la zona, pero para eso también necesitamos la
comunidad nacional y a las instituciones.
Gracias.