De la Revista Paquidermo, por Nicolás Boelgín, un análisis
del Informe de John Knox de Nacionales Unidas sobre su informe de derechos
humanos y ambiente en Costa Rica.
Extracto:
“El contexto de la visita de John H.
Knox. Cabe recordar
que al finalizar su visita (y de manera muy preliminar) el experto había
señalado durante una conferencia de prensa que: “No es la tarea de las
organizaciones sociales ni de las personas comunes poner su vida en riesgo para
proteger el ambiente. Esas funciones de policía son tareas que deben estar en
manos de los Gobiernos” (ver nota de La Nación del 2/08/2013). El carácter
perogrullesco de estas declaraciones puede en parte explicarse si tomamos en
consideración que se inscriben en el marco de la profunda indignación suscitada
en Costa Rica (y en el extranjero) por la muerte del ambientalista Jairo Mora
Sandoval en una playa de Costa Rica en mayo del 2013. Como se recordará, el
ecologista había hecho públicas las amenazas recibidas por su organización en
relación a la labor que desarrollaba, consistiendo en un censo de nidos de
tortugas marinas en las playas del Caribe. Había incluso advertido que: “Si
un policía dice que nos ayuda, está mintiendo” (ver nota de La Nación del 1ero de junio del
2013).
Foto para fines ilustrativos, de Sophie Andrieux, FCS
Por alguna extraña coincidencia, el arresto de varios sospechosos de su
muerte se dio justo 24 horas antes de que concluyera la visita del experto
independiente (ver nota del 31 de julio del 2013 de La Nación).
Más allá de las valoraciones que se puedan hacer sobre esta interesante
coincidencia, merecen mención las infortunadas declaraciones del entonces
Vicepresidente de Costa Rica, Alfio Piva, sobre la muerte de Jairo Mora,
precedida por lo que algunos ambientalistas describieron como una peligrosa
deriva discursiva de las máximas autoridades de Costa Rica en contra de
ecologistas. Nos permitimos resumir esta situación en junio del 2013 de la
siguiente manera: “Más allá del deterioro del Indice de Desarollo Humano, un
discurso presidencial de octubre del 2010 a la fecha inexplicado, un llamado
público de un ecologista pidiendo presencia policial que termina con su muerte,
y unas desafortunadas declaraciones del Vicepresidente Alfio Piva a una cadena
internacional constituyen el marco factual de las celebraciones del Día del
Ambiente en Costa Rica, convertido en un día de profundo luto y consternación
en este 2013” (Nota 1).
Foto con fines ilustrativos, María Suárez Toro, FCS
Un fino conocedor de las luchas ecologistas
como Juan Figuerola (quién cuenta además con una amplia experiencia de campo)
sugirió en un artículo pistas de investigaciones que al parecer no fueron
exploradas, o de manera algo somera (Nota 2) en relación a algunas
tortugas poco visibles en Costa Rica. A pocos días del cambio de autoridades,
el pasado 26 de abril del 2014, el Ministro de Ambiente René Castro procedió a
rebautizar el Refugio Mixto de Vida Silvestre Gandoca Manzanillo con el nombre
de Jairo Mora (ver nota de CRHoy): un reconocimiento póstumo a
la figura de Jairo Mora en una zona sumamente sensible desde el punto de vista
social, pero que no se adecúa del todo a las denominadas “garantías de no
repetición” que ha ordenado, por ejemplo, la Corte Interamericana de
Derechos Humanos a los Estados en caso de asesinatos de líderes ecologistas y
sociales. Declarar una nueva área protegida en la zona de Moín en la que
encontró la muerte Jairo Mora (y bautizarla con su nombre) y hacer público un
reconocimiento por parte del Estado de su responsabilidad (tal como solicitado
por varias entidades ecologistas indignadas) hubieran posiblemente sido
acciones mucho más acordes con lo ordenado, por ejemplo, por la Corte Interamericana
de Derechos Humanos en el año 2009 contra Honduras (caso del asesinato de la
líder ambientalista Kawas Fernández – ver texto de la sentencia del 2009, y en particular, las medidas ordenadas
por la Corte en los párrafos 200-215).
Foto con fines ilustrativos, María Suárez Toro, FCS
En Costa Rica, la actitud de las
autoridades en el caso de Jairo Mora azuzó la indignante sensación de impunidad
relacionada con crímenes o actos de intimidación contra ecologistas, llevando
al Presidente de la Federación Costarricense de Organizaciones Ecologistas
(FECON) a exigir un poco más de respeto a su memoria (ver artículo de Mauricio Álvarez). Permanecen sin ser sancionados varios
crímenes contra ecologistas, incluyendo el caso de cuatro de ellos cuyos
cuerpos aparecieron sin vida en una casa incendiada en Moravia y en en un
parque en La Uruca a finales de 1994 e inicios de 1995 (el caso AECO) (ver nota de prensa) (Nota 3).”
Todo el análisis:
http://www.revistapaquidermo.com/archives/10442
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