Habitantes de las comunidades del Caribe sur presentarán el Presidente Luis Guillermo Solís una propuesta de ampliación de la moratoria en el Decreto de Protección de los ocupantes de zonas clasificadas como
ESPECIALES, de acuerdo a la Ley No. 9073 la cual estableció en el 2012 una moratoria de dos años respecto al desalojo y demolición de propiedades hasta que se defina una
solución integral al Caribe Sur.
Nacimos y vivimos mirando el mar, arte infantil en Puerto Viejo,
foto María Suárez Toro
Se encuentran firmado una petición que destaca además que próximamente presentarán a la Asamblea Legislativa un proyecto de Ley de Régimen Especial para el Caribe Sur con el fin de "validar jurídicamente lo que han construido históricamente."
El Foro Caribe Sur ha sido un puente para que la iniciativa comunitaria llegue al más alto nivel de gobierno para su consideración. La carta de firmas destaca la justificativa de tal iniciativa.
Presenta la particularidad del Caribe Sur como un todo tiene la intención de
aportar una serie de argumentos que justifican la necesidad de una Ley de Régimen Especial para la zona. El fin de solucionar, en forma definitiva e
integral, los problemas legales que todavía le aquejan.
Dicen que para
comenzar, es preciso tener en cuenta que las comunidades del Caribe Sur:
Cahuita, Puerto Viejo, Manzanillo y Gandoca, se formaron y crecieron por sí
mismas donde las carencias y el aislamiento, unido a la falta de interés
de los gobiernos centrales, promovieron que la gente buscara y encontrara sus
propias soluciones.
Comanejo Parque Nacional Cahuita, una metodología autóctona
En estos
poblados se desarrolló una economía familiar sustentable que previó, desde el
inicio, la necesidad de mantener la armonía con el ambiente.
Se tuvo la
visión del potencial de su entorno y se aprendió que, en la relación con el
resto de la Naturaleza, estaba la fuente de su propio desarrollo social,
económico y humano.
Los
primeros emigrantes provenientes de Jamaica y el Litoral Atlántico, se
dedicaban a la pesca por lo que lógicamente establecieron sus viviendas a la
orilla del mar, además de que la playa era la única área de terreno sólido, el
resto eran pantanos a una lado y mares a otro.
Casa de Padí en Punta Mona, foto Sophie Andrieux
En las
selvas aledañas cultivaron los alimentos para el sustento de sus familias
y para comercializar, como en el caso de la producción de cacao.
Desde
entonces y hasta la fecha, los emigrantes caribeños han convivido en armonía
con los pueblos originarios indígenas de Talamanca con quienes han compartido
las diversas formas en que usan y se relacionan con la tierra y con el mar.
Incluso la mezcla de razas ha dado como fruto una generación joven con
características propias de ambas etnias.
Clases de cocina caribeña de Miss Elena Spencer, foto María Suárez Toro
Paradógicamente esa ubicación
original en la zona costera es la que hoy está generando serios problemas
ya que el corazón de los pueblos del Caribe Sur se ha desarrollado en lo que
hoy se ha definido como la Zona Marítimo Terrestre (ZMT).
La situación más seria es que la
zona comercial de Puerto Viejo y Cahuita está en los primeros 50 m., lo que
implica que de acuerdo a la legislación moderna, todo lo construido en
esa franja a lo largo de los años, tendría que desaparecer.
Cabe
destacar que en el Caribe Sur, la ocupación en los 50 ms. por parte de los
establecimientos actuales, no impide en absoluto el derecho de
acceso a las playas, respetando así el motivo por el cual se declara esa zona inalienable a fin de evitar que las playas se
privaticen.
Además de
ese peligro existe mucho interés en convertir todos los 200 m. en
zona turística de mayor escala, lo cual supone la imposición de cánones
altos que no estarían al alcance de los bolsillos de los actuales pobladores y
ocupantes.
La
consecuencia es que familias enteras serían desalojadas y desplazadas,
con lo cual el Estado, que debe velar por el bienestar de la ciudadanía, se
enfrentaría a un gran problema social, cultural, político y económico.
Este oscuro
panorama, ha generado la organización de un movimiento popular para la defensa
de los derechos históricos de muchos habitantes del Caribe Sur a la vez de
preservar una cultura especial y única que no existe en el resto del
país.
Dada la problemática
que señalamos, sostenemos que es de suma importancia entablar un diálogo de
saberes entre las autoridades pertinentes y los miembros de la comunidad para
establecer las grandes líneas que marcarán el futuro de nuestro pueblo con base
en un modelo económico -social – cultural que tiene historia y probidad.
Ese modelo
de desarrollo impulsado por los mismos habitantes de la zona contempla entre
otras: una economía familiar basada en micro empresas turísticas combinado en
muchos casos con agricultura sostenible y/o pesca artesanal, seguir protegiendo en armonía con los
derechos de los habitantes una relación
equilibrada con el ambiente que ha dado como saldo una serie de reservas
ambientales especiales y continuar construyendo una historia que es parte de
nuestras raíces como país.
Todo lo
expuesto llevó a habitantes del Caribe Sur a considerar que la solución integral a la problemática del
Caribe Sur debe tomar la forma de una Ley de Régimen Especial que le permita a
esta zona seguir desarrollándose armónicamente con su historia, sus derechos
ciudadanos, sus características y aportes, que han enriquecido a la zona misma
a sus habitantes y a toda Costa Rica.
Las
propuestas que se han plasmado, se han desarrollado en el tiempo
y corresponden a las valoraciones realizadas por el conjunto de
comunidades, organizaciones y grupos, que a lo largo de la historia
reciente se han comprometido en la defensa de los recursos marino –
terrestres y buscan una solución integral y armónica de las problemáticas que nos
preocupan y afectan.
Por ello próximamente le
propondrán a la ASAMBLEA LEGISLATIVA trabajar en la elaboración de
un Proyecto de Ley con el fin de aprobar una Ley de Régimen Especial para el
Caribe Sur que contemple las características enunciadas.
Esta
mirada de futuro se proyecta desde lo que han sido y han construido, para
continuar viviendo y creciendo en una armonía eco-social, económica y cultural.
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Si usted quiere firmar la petición o ayudar a recoger formas de ciudadanía o residentes, pase a la Librería Caribe y solicite la boleta
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